Focus: ¿Puede China proteger su economía del impacto del COVID-19?
Es probable que China no alcance su objetivo de crecimiento para 2020 debido al impacto de la pandemia de coronavirus en la economía mundial. Aunque el gobierno está tomando medidas proactivas para limitar el impacto de esta conmoción, es inevitable que aumenten las insolvencias de empresas y las fragilidades estructurales.
El gobierno del Partido Comunista de China (PCC) espera lograr una sociedad moderadamente próspera antes de su centenario en 2021, lo que requiere una tasa de crecimiento de aproximadamente el 5,6% en 2020. Sin embargo, la pandemia del coronavirus (COVID-19) se sumará de manera significativa a los vientos contrarios al crecimiento ya existentes, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los factores estructurales y la demografía. Si bien el gobierno parece seguir confiando en sus objetivos para 2020, es probable que éstos tengan que posponerse hasta julio de 2021: la propagación de COVID-19 a los principales mercados de Europa y América del Norte (30% del total de las exportaciones) arrastrará la actividad durante el segundo y tercer trimestres de 2020. Como resultado, Coface espera que China alcance un crecimiento de sólo el 4,0% en 2020.
China recurrirá a una agresiva relajación monetaria y fiscal para lograr la estabilización, pero esto tendrá un costo. Por ejemplo, las reservas de divisas (FX) no son suficientes para cubrir las salidas, y esto puede ejercer presiones depreciatorias sobre el yuan chino. En el frente fiscal, las inversiones adicionales en infraestructura aumentarán el endeudamiento en el plano local, lo que dará lugar a presiones sobre el sector bancario y las empresas altamente endeudadas. Es probable que aumenten los incumplimientos de pago de los bonos y las insolvencias de las empresas, así como los esfuerzos de reestructuración del sector bancario. Dado el delicado equilibrio que se requerirá, la posibilidad de que se produzca un error de política es mayor que nunca.