#Actualidad económica

Actualización de la guerra arancelaria: Es hora de hablar de la balanza de pagos

Nuestro economista para América del Norte, Marcos Carías, explica la balanza de pagos y por qué el déficit comercial es solo la mitad de la historia. Sígalo para comprender cuán delicada es la situación comercial de EE. UU. y los datos que podrían definir hacia dónde se dirige.

A estas alturas, podemos decir con seguridad que abril de 2025 pasará a la historia como uno de los meses más importantes de los últimos tiempos, al menos para la economía y el comercio mundiales. Pero el observador casual quizá no comprenda del todo por qué.

Los datos de las encuestas nos dicen que el hogar estadounidense promedio entiende perfectamente que los aranceles darán lugar a bienes más caros y que el aumento en las ventas minoristas que vimos en marzo nos dice que están actuando con base en ese conocimiento, adelantando su gasto mientras las cosas siguen siendo relativamente baratas. Las empresas parecen entender que, dados los niveles sin precedentes de incertidumbre política, este no es el mejor momento para hacer grandes movimientos., por lo que se espera que las inversiones disminuyan. Los indicadores de las encuestas realizadas por las oficinas regionales de la Reserva Federal muestran que las intenciones futuras de gasto de capital tienden a la baja desde enero.

Pero cuando se trata de los mercados financieros, lo que hemos estado viendo es un poco más inusual y preocupante:

  1. Por lo general, si los inversores creen que los aranceles crean un incentivo exitoso para comprar bienes fabricados de manera local en un país, se esperaría que aumentaran su exposición a empresas con sede en ese país. Esto no es lo que pasa aquí. En cambio, los mercados de valores han sufrido una intensa volatilidad, alternando entre correcciones récord y repuntes ante el más mínimo indicio de que la administración de Trump pretende reducir los aranceles.
  2. Los aranceles, en la medida en que obligan a los estadounidenses a utilizar dólares para pagar un impuesto al gobierno de Estados Unidos en lugar de cambiarlos por bienes extranjeros, deberían hacer que el dólar estadounidense aumente su valor. Por lo tanto, sería de esperar que el dólar subiera frente a las monedas extranjeras. En cambio, el dólarha perdido el 10 % de su valor frente a otras monedas importantes.
  3. Cuando se produce una corrección generalizada de activos de riesgo, como las acciones, se suele ver a los inversores acudir en masa a activos refugio, como los bonos del Tesoro estadounidense. En cambio, hemos visto aumentos fuertes en los rendimientos de los bonos del Tesoro, lo que sugiere que los inversores en realidad están saliendo de los bonos del Tesoro y no invirtiendo en ellos.

Estos patrones sugieren que los inversores están en proceso de retirar su dinero de los activos estadounidenses en cantidades suficientemente grandes como para que los comentaristas cuestionen la calidad de refugio de los bonos del Tesoro y el estatus de moneda de reserva del dólar. No se trata de una conversación nueva, sino de una que suele darse en algún punto teórico y no especificado del futuro.

Es la primera vez que veo esta conversación debatida por gente seria como un acontecimiento que podría estar desarrollándose en tiempo real. No soy de esos que mantienen al lector en suspenso, por lo que quiero decir abiertamente que no creo que hayamos avanzado lo suficiente en este camino como para declarar el inminente destronamiento del dólar. Pero si el sistema del dólar se derrumba en los próximos años, los historiadores del futuro podrían señalar este momento como el del comienzo de todo.

La balanza de pagos: por qué el déficit comercial es solo la mitad de la historia

Vamos a desentrañar algunos conceptos básicos de macroeconomía. Estas herramientas son importantes para comprender la delicada situación comercial actual. Estos términos no siempre se explican en profundidad, así que tengan paciencia o salten este punto si ya conocen los términos de macroeconomía. 

El déficit comercial de Estados Unidos es grande y significativo. Aunque la persona promedio puede no pensar en esto a menudo, es importante comprender nuestro entorno comercial actual y la percepción de la administración actual. Tener un déficit comercial significa que Estados Unidos gasta más dinero al comprar cosas del resto del mundo que lo que gana vendiendo cosas. Esto ha llevado a algunos actores políticos a creer que a Estados Unidos lo están “estafando” al involucrarse en el comercio internacional. Pero esta no es exactamente toda la historia.

El comercio de bienes y servicios no es la única forma de ganar (o perder) dinero al interactuar con países extranjeros. Otra forma es la compra y venta de activos financieros, como bonos, acciones, bienes raíces y fábricas. Estados Unidos mantiene un superávit crónico de activos financieros frente al resto del mundo. Esto significa que cada año fluye hacia Estados Unidos más dinero proveniente de extranjeros que compran activos que el que sale de estadounidenses que compran activos en el extranjero.

Se puede pensar en estos flujos transfronterizos de dinero como si Estados Unidos llevara dos libros contables paralelos: la cuenta corriente (que consiste principalmente en el comercio de bienes y servicios) y la cuenta financiera1. En conjunto, forman lo que llamamos la balanza de pagos (BDP), o la contabilidad completa de la riqueza que entra y sale del país, por cualquier medio.

Una vez contabilizados los libros de comercio y finanzas en Estados Unidos, se comprueba que se anulan mutuamente. Esto significa que por cada dólar que sale debido por el déficit comercial, entra un dólar proveniente del superávit en las transacciones financieras.

No se trata de una coincidencia curiosa, sino de algo intencional.

Es posible que se pregunte, ¿de dónde obtiene Estados Unidos el dinero para comprar más de lo que vende al resto del mundo año tras año? Fácil. El gobierno de Estados Unidos obtiene deuda de inversores extranjeros y luego la distribuye entre hogares y empresas en forma de recortes de impuestos, asistencia social y servicios públicos. Las empresas estadounidenses captan capital extranjero y luego lo distribuyen entre los trabajadores en forma de salarios o importan directamente las máquinas y materiales necesarios para ampliar la capacidad de producción. Como expliqué hace unos meses, este es el excedente de poder adquisitivo otorgado a Estados Unidos a cambio de emitir la moneda que el mundo quiere usar y mantener. La capacidad de Estados Unidos para atraer capital extranjero, los déficits de cuenta corriente y la preeminencia del dólar estadounidense están inextricablemente vinculados y son los pilares de la prosperidad estadounidense.

¿Por qué debería importarnos que el déficit por cuenta corriente sea el reflejo del superávit por cuenta financiera? Imaginemos por un momento que el flujo de dinero de los inversores extranjeros al gobierno estadounidense se detiene o revierte (el término técnico para esto es “fuga de capitales”). Cuando esto ocurre, esperamos que los rendimientos de los bonos del Tesoro suban, obligando al gobierno a aplicar medidas de austeridad si desea evitar una quiebra soberana. La austeridad significa una combinación de mayores impuestos y menor gasto, lo que implica menor poder adquisitivo para los hogares y las empresas, menos demanda y menos importaciones. Su superávit financiero menguante se reflejaría en un déficit comercial menguante, porque su economía estaría en recesión, o al menos en desaceleración. Eso no es bueno. Y tampoco es inimaginable. En el peor de los casos, estos episodios pueden derivar en una crisis financiera en toda regla, como ya ha ocurrido en tiempos modernos en México (1994), Tailandia (1997) y Grecia (2010). En el ámbito empresarial se las conoce como crisis de balanza de pagos, o crisis monetarias si implican una gran depreciación de la moneda. La recuperación de tales situaciones es larga y difícil.

1También se conoce como “cuenta de capital” en algunos escritos, en especial los más antiguos.

Entonces, ¿nos dirigimos hacia una crisis en la balanza de pagos?

No necesariamente. La mala noticia es que la combinación de las tendencias explicadas antes (caída del dólar y de las acciones, aumento de los rendimientos) son síntomas precoces de fuga de capitales. La fuga de capitales suele ocurrir cuando los inversores extranjeros pierden de repente la confianza en la calidad de la gobernanza y las políticas económicas del país deudor.

La buena noticia es que para declarar una crisis de balanza de pagos/moneda necesitaríamos que estas tendencias se mantuvieran durante más tiempo y se fortalecieran. Una regla clásica que utilizan los economistas para identificar estos episodios es: “¿se ha depreciado el tipo de cambio más de un 25 % a lo largo del año?”. Dato curioso: por lo general, no hace falta aclarar que lo que queremos decir aquí es “25 % frente al dólar”. El hecho de que nos hagamos esta pregunta ahora que el dólar es una moneda debilitándose es otra señal de lo extraño que es este momento.

En cualquier caso, el dólar ha caído un 10 % frente al euro desde su máximo de mediados de enero. Entonces, como dije, todavía no estamos en territorio de BDP, pero apenas hemos transcurrido un cuarto del año. Es posible que la Casa Blanca haya terminado con los elementos más desestabilizadores de la agenda comercial, lo que significa que hemos superado los “aranceles máximos” y que las negociaciones conduzcan a un ciclo de flexibilización arancelaria. Sospecho que para sacarnos del régimen de alta incertidumbre y baja credibilidad en el que estamos, necesitaríamos que pase algo como que el presidente declarara la victoria en la guerra comercial; algo que nos diera confianza en que los últimos meses fueron un hecho excepcional y no un nuevo status quo.

En definitiva, el control de daños sigue totalmente en manos de los responsables políticos estadounidenses: el poder ejecutivo y el poder legislativo que pueden, si así lo deciden, actuar como un control sobre ello. Solo en los últimos días, el presidente Trump manifestó su deseo de que las tasas arancelarias entre Estados Unidos y China bajen sustancialmente. Este giro conciliador ha sido visto con buenos ojos; sin embargo, la frecuencia e intensidad con que la Casa Blanca cambia su discurso hace que sea muy difícil para los participantes del mercado hacer planes a largo plazo y que sus palabras tengan credibilidad. Un colapso no es una conclusión inevitable, pero el “Trump Trade” alcista de los meses posteriores a las elecciones ha dado paso al “Sell America Trade” bajista.

Marcos Carias es economista de Coface para la región de América del Norte. Es doctor en Economía por la Universidad de Burdeos (Francia) y realiza un seguimiento frecuente del riesgo país y de las previsiones macroeconómicas para Estados Unidos, Canadá y México. Para obtener más información económica, siga a Marcos en LinkedIn.

¿Está interesado en la protección empresarial y la información predictiva? Póngase en contacto con nuestros expertos ahora.

 

Autores y expertos

Consultar la evaluación completa de riesgo país

Conoce nuestra oferta de servicios de información