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28/01/2016
Publicaciones económicas

BARÓMETRO RIESGO PAÍS PRINCIPALES DESAFÍOS DE 2016

BARÓMETRO RIESGO PAÍS PRINCIPALES DESAFÍOS DE 2016
RENOVACIÓN DEL PANORAMA POLÍTICO EN AMÉRICA LATINA ¿QUÉ CAMBIOS SE ESPERAN EN LA REGIÓN?

El año 2015, y en particular el mes de Diciembre, se caracterizó por los cambios históricos en política en América Latina. En Argentina, la victoria en las elecciones presidenciales de Mauricio Macri, puso fin a 12 años de “Kirchnerismo”.  En Venezuela, el triunfo de la oposición en las elecciones legislativas es un signo de debilidad del “Chavismo”.  Más allá de estos símbolos, los cambios concretos que se esperan, particularmente desde el punto de vista económico, son muy diferentes.

En Argentina, el presidente Macri, ha probado ser muy proactivo desde su investidura el 10 de Diciembre, poniendo fin al control cambiario (el tipo de cambio se devaluó cerca de 30% contra el dólar). También prometió la supresión de impuestos a la exportación en varios productos agrícolas, el país figura entre los de mayor proteccionismo en el mundo. No obstante, a corto plazo, estos ajustes pueden ser dolorosos para la economía dentro del contexto de baja en reservas cambiarias, dado que la devaluación del peso es susceptible de generar presiones alcistas adicionales en los precios a través de los productos importados. A mediano plazo, a través de la estandarización de las políticas económicas, se puede restaurar la eficiencia e incrementar el crecimiento potencial del país.

En Venezuela, la victoria del partido de oposición (Mesa de la Unidad Democrática –MUD-) muestra las limitaciones del “Chavismo” y el hartazgo social de la población fuertemente afectada por las consecuencias de la caída de los precios del petróleo (95% de las exportaciones), especialmente a través de una hiperinflación. Los diputados, quienes tomaron posesión el 5 de enero, deben intentar tomar medidas para poner fin al actual mandato del presidente Maduro. Sin embargo, la coalición MUD está fragmentada y no tiene claramente una agenda económica definida, no siendo clara la dirección futura del gobierno, en un contexto en el cual los riesgos de incumplimiento permanecerán muy altos en 2016.

Brasil parece  estar hundido en su recesión y crisis política. La falta de credibilidad del gobierno, particularmente desde el punto de vista presupuestario (condujo a las agencias de S&P y Fitch a degradar la nota del país a la categoría especulativa en Septiembre y Diciembre de 2015 respectivamente) lo que repercute considerablemente al país. El ministro de Finanzas, Joaquim Levy, nombrado a principio del año y cuya reputación ortodoxa tranquilizó a los inversionistas, abandonó el gobierno en Diciembre.  La presidenta Dilma Rousseff, re-elegida hace un poco más de un año, se ubica con niveles récord de impopularidad. Ella ahora se encuentra en un proceso de juicio político en conexión con el escándalo de corrupción en Petrobras y también está acusada de falsificar las cuentas gubernamentales.  

Cuba da un toque de esperanza.  2015 estuvo marcado por el descongelamiento de las relaciones con Estados Unidos (ruptura diplomática desde 1961) con la apertura de sus respectivas embajadas.  El embargo aún está en efecto, pero la suspensión puede dar a lugar al regreso del capital extranjero e incrementar el turismo, el cual propone un mercado con potencial.  El principal inconveniente a enfatizar: Venezuela permanece como el principal socio comercial de Cuba, con cerca del 40% de sus transacciones, ambos a la exportación e importación.  Por lo tanto, es sensible a los cambios en la situación de Venezuela.

 

A NIVEL MUNDIAL.

Después de los hogares americanos en 2007-2008 y los estados de la zona Euro en 2011-2012, ahora es el turno de los países emergentes de encontrarse en el epicentro de la tormenta, debido en parte al endeudamiento excesivo. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Un crecimiento divido por dos en el mundo emergente entre 2010 y 2015, políticas monetarias muy expansionistas después de la crisis de Lehman Brothers y la caída de los precios de las materias primas desde la mitad de 2014 son las razones implicadas en eso.

En este contexto de alza de los riesgos para las empresas, Coface degrada la nota o pone bajo una prespectiva negativa un buen número de evaluaciones de países emergentes, tanto para América Latina (Brasil por segunda vez en menos de un año), África (Sudáfrica, Argelia, Zambia, Tanzania, Gabón, Namibia, Madagascar), como Medio-Oriente (Bahréin) y Asia (Kazakstán).

Pequeño consuelo: muchas economías tienen hoy en día más capacidades de resistencia (flexibilidad de los tipos de cambios, reserva de divisas abundantes, una mejor capitalización por parte de los bancos, nivel bajo de deuda publica comparado con las de las economías avanzadas…) que durante los años 1990 marcados por varias crisis emergentes. Y todas las regiones no son afectadas de la misma manera por este doble impacto sobre el crecimiento por un lado y sobre el endeudamiento de las empresas por otro lado. Europa central se ve poco afectada en ese momento, lo que ha llevado a Coface a reclasificar la evaluación de Hungría (de B a A4) y poner bajo una perspectiva positiva la evaluación de Letonia.

Hablando de buenas noticias, la zona euro se sigue restableciendo gradualmente, como lo indica la revisión positiva de las perspectivas de Italia. Pero el petróleo barato, la debilidad del euro y el lento descenso del desempleo no deben hacer olvidar las numerosas fuentes de riesgo posible este año, en primera fila de los cuales se encuentra el riesgo político (España, Grecia, Portugal). Excepto para las que tienen una actividad que depende mucho del sector de la energía (Canadá degradado en A2) y/o del crecimiento de China (perspectivas negativas para las evaluaciones de Japón, Taiwán y de Hong-Kong), las economías avanzada en general beneficiaran sin duda de un crecimiento moderado en 2016. Desgraciadamente, estas buenas noticias no serán suficientes para la recuperación del crecimiento mundial de este año.

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